¿Te ha pasado que tienes una tarea importante y, en lugar de hacerla, de repente decides limpiar toda la casa, revisar las redes sociales o incluso reorganizar tu escritorio (por cuarta vez en el día)? ¡Sí, a todos nos pasa! La procrastinación no es solo postergar, es una forma en la que nuestro cuerpo y mente nos dicen: “Algo no está fluyendo bien”. Pero, ¿sabías que dejar de procrastinar no tiene que ser una lucha? Desde un enfoque holístico, podemos entenderla y transformarla con un toque de autocuidado y conexión interior. Hoy quiero compartirte 7 pasos llenos de consciencia y alegría para dejar de procrastinar y reconectar con tu energía. ¡Vamos allá!
1. Conviértete en tu propio observador sin juicio (y con una sonrisa)
La mayoría de las veces, procrastinamos porque evitamos algo, ya sea por miedo, estrés o simplemente porque nos sentimos abrumados. La clave es observar lo que estás sintiendo, pero hacerlo sin machacarte.
Por ejemplo, hace unos meses tenía que terminar de escribir un ebook, pero cada vez que me sentaba a trabajar, acababa reorganizando mi oficina o viendo videos de recetas. ¡Era todo menos lo que tenía que hacer! En lugar de culparme, me tomé un momento y me pregunté: “¿Qué está pasando?”. Me di cuenta de que tenía miedo de no estar a la altura de las expectativas.
Tip alegre: Cuando te observes procrastinando, sonríe. Dite a ti mismo: “¡Vaya! Ahí está mi mente creativa distrayéndose otra vez. ¿Qué está pasando de fondo?”. Esa pequeña pausa, sin juzgarte, te dará claridad. Podrías apoyarte con este artículo rutina de las mañanas
2. Respira y suelta el bloqueo
A veces, lo que parece pereza es en realidad un bloqueo emocional. El estrés, el miedo o la ansiedad se manifiestan como procrastinación. La respiración consciente es una herramienta increíble para liberar esas tensiones y volver al presente.
Ejercicio divertido: Haz una pausa y realiza esta respiración simple. Inhala durante cuatro segundos, retén dos, y exhala suavemente durante seis segundos. Mientras exhalas, imagina que sueltas esa emoción que te está bloqueando. Puedes incluso darle un color, como si estuvieras soltando una nube gris y en su lugar entra una luz brillante.
Recuerda, ¡cada exhalación es como pulsar el botón de “reset” para tu mente!
3. Descubre el mensaje oculto de la procrastinación (¡sí, tiene un propósito!)
La procrastinación no siempre es una enemiga, a veces es una señal de que algo no está alineado con tu propósito o con lo que verdaderamente quieres hacer. Pregúntate:
- ¿Estoy postergando esto porque no resuena conmigo?
- ¿Estoy haciendo esto por mí o para complacer a alguien más?
Te cuento una historia: Hace un tiempo, acepté trabajar en un proyecto que no conectaba con mis valores, pero el miedo a decir que no me hizo aceptarlo. ¿Qué pasó? Procrastiné durante semanas. Mi cuerpo y mi mente me estaban diciendo que esa tarea no resonaba conmigo. Al final, decidí sincerarme con la persona y agradecer la oportunidad, pero elegir proyectos que alinearan más con mi propósito. ¡Procrastinación resuelta!
Tip alegre: La próxima vez que postergues algo, en lugar de castigarte, pregúntate: “¿Qué parte de mí no está alineada con esta tarea?”. Escucha el mensaje y ajústalo si es necesario.
4. Hazlo pequeño y divertido: La técnica del “Pequeño Paso”
Muchas veces procrastinamos porque la tarea parece enorme. Pero, ¿y si la partimos en pedacitos pequeños y manejables? La técnica del Pequeño Paso consiste en hacer solo lo que puedas en cinco minutos.
Por ejemplo, si tienes que escribir un informe y te sientes abrumado, empieza solo abriendo el documento y escribiendo la primera frase. Solo eso. ¿A que suena fácil? ¡Es porque lo es!
5. Crea un espacio lleno de energía positiva (tu santuario personal)
Esto me ha resuelto la vida, parea mi es lo más importante de los 7 pasos para dejar de procrastinar, el lugar donde trabajas tiene un impacto profundo en tu productividad y tu energía. Si estás rodeado de desorden o distracciones, es normal que te sientas tentado a postergar. ¡Pero no te preocupes, aquí viene el truco divertido!
Haz de tu espacio de trabajo un lugar sagrado y alegre. Llénalo de cosas que te inspiren: plantas, inciensos, una vela, fotos que te hagan sonreír. Tu entorno debe ser un reflejo de la energía que quieres sentir.
Tip alegre: Antes de empezar cualquier tarea, toma 2 minutos para organizar tu espacio y encender una vela o incienso. ¡A mí me encanta poner música con sonidos de la naturaleza y cuando estoy muy cansada pongo música de mariachi! Crear un pequeño ritual te ayudará a entrar en estado de enfoque, y tu energía fluirá mejor.
6. Agradece por el presente, no solo por el resultado
A menudo, procrastinamos porque nos enfocamos tanto en el resultado final, que nos olvidamos de disfrutar el proceso. Pero, ¿qué pasaría si te permites disfrutar del viaje?
Te lo digo por experiencia. Solía ver las tareas como montañas que necesitaba escalar, pero cuando cambié mi enfoque y comencé a disfrutar cada pequeño paso, todo cambió. Empecé a agradecer por tener la oportunidad de aprender y crecer con cada tarea, y poco a poco, la procrastinación desapareció.
Ejercicio alegre: La próxima vez que enfrentes una tarea, antes de comenzarla, cierra los ojos por un segundo y agradece por la oportunidad de hacerlo. Luego, mientras trabajas, permítete disfrutar del momento, no solo del objetivo final.
***Cultivar la Gratitud y sus beneficios***
7. Alinea tus tareas con tu energía natural
Cada uno de nosotros tiene momentos en el día en los que estamos más enérgicos o creativos. En lugar de luchar contra tu energía natural, únete a ella. Si eres más productivo por la mañana, programa las tareas importantes para ese momento. Si te sientes mejor por la tarde, ajusta tu ritmo.
Por ejemplo, yo solía forzarme a trabajar a ciertas horas “productivas” porque todos lo hacían, pero pronto me di cuenta de que mi mejor momento era justo en la mañana, cuando mi hijo estaba en la escuela. ¡Ese pequeño ajuste hizo maravillas!
Tip alegre: Escucha tu cuerpo. Identifica tu “hora de oro” y programa tus tareas importantes durante ese tiempo. Tu energía fluirá mucho mejor y adiós procrastinación.
Reflexión final: Procrastinar también es una oportunidad
Como ya viste en estos 7 pasos para dejar de procrastinar,la procrastinación no es tu enemigo. Es una oportunidad para reconectar contigo mismo, entender qué bloqueos tienes y ajustar el camino hacia algo que esté alineado con tu ser. Con estos 7 pasos basados en el mindfulness y la terapia holística, puedes transformar la procrastinación en una herramienta de crecimiento, en lugar de una barrera.
Recuerda: ¡la clave está en ser compasivo contigo mismo! Cada pequeño paso cuenta, y con el tiempo, verás cómo recuperas el control y la paz interior.
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